“Poeta” o “Poetisa”: La Palabra como Espacio de Memoria y Creación
- Amanda Durán
- 26 dic 2024
- 4 Min. de lectura
Ponencia Universidad de Tumbes 2024

El lenguaje no es solo comunicación, es un espacio, una herramienta, en ella y por ella habitamos el mundo. En la literatura, cada término carga consigo la historia. En este sentido, la diferencia entre ser llamada "poeta", "poetisa" o "poetiza" no es un juego de palabras, sino una disputa legendaria, una verdadera novela histórica.
Decir “Poeta”
Para comprender la controversia es necesario viajar al inicio de la escritura como hoy la conocemos, en Sumeria. La historia nos muestra que la poesía fue no solo una práctica femenina, sino que se ocupó de generar emociones que fueron fundamentales para los cimientos del poder. Las primeras poetas conocidas son Enheduanna (2285-2250 a.C.), la creadora de los himnos y la emoción política o religiosa, líder mílitar y suma sacerdotisa de Ur. Luego está la más conocida, Safo de Lesbos (siglo VI a.C.),encarnando el amor pasional sin ningún límite.
El término "poeta" proviene del griego poiētḗs (ποιητής), que significa "creador" o "hacedor" y carecía de género gramatical. Aplicable a hombres y mujeres por igual. La palabra "poeta" fue, desde su origen, incluyente.
Sin embargo, con la institucionalización de la literatura y su canonización en manos de hombres, surgieron distinciones. La historia registra que en 1508 apareció por primera vez el término "poetisa" en La vida y la muerte o Vergel de discretos de Francisco de Ávila, donde se menciona a Safo y a Herina como "Saphos, lesbia poetissa" y "la poetissa Herina". Esta distinción no era casual. Era una forma de marcar una diferencia entre la poesía masculina —considerada universal— y la poesía femenina, a la que se le asignó un espacio diferenciado, casi decorativo. La intención era clara: mantener la "universalidad" para los hombres y relegar la poesía femenina a un espacio distinto, asociado con lo vulnerable, sentimental, e íntimo.
El Surgimiento de la “Poetisa” como Separación y Control
El término "poeta" fue usado de forma inclusiva al menos hasta 1492, cuando Antonio de Nebrija, en su Diccionario latino-español, lo registró como una palabra que designaba tanto a hombres como a mujeres. Sin embargo, con la aparición de "poetisa" en 1508, se creó una distinción artificial que separaba la poesía femenina de la masculina.
Según el Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana de Joan Coromines, la carga peyorativa del término “Poetisa” se hizo explícita en 1737, justo cuando las mujeres comenzaban a ganar más visibilidad en los círculos literarios. No es casual que la burla surgiera cuando la mujer dejó de ser un símbolo de musa y se convirtió en autora. La entrada de las mujeres al espacio de la escritura fue respondida con una forma de control simbólico: la creación de una categoría separada para ellas, cargada de fragilidad, dulzura y ternura, mientras que la poesía masculina se presentaba como profunda, universal y racional. Este sesgo no solo afectó la percepción de la obra de las mujeres, sino que también influyó en la forma en que ellas mismas se nombraron.
La Poetisa como Figura Ridiculizada
La crítica más infame hacia la palabra "poetisa" proviene de Leopoldo Alas (Clarín), quien afirmó: "La poetisa es la fea, que cuando no llega a poeta, porque no puede, no suele ser más que una fea que se hace el amor en verso a sí misma". Esta frase encapsula buena parte del desprecio con el que aún es patente hacia la creación poética de mujeres. No solo se ridiculiza la obra, sino también la apariencia física de la mujer que la produce. Esta crítica revela una lógica que persiste hasta hoy: la idea de que la obra de las mujeres solo es válida si está al servicio del deseo masculino o si responde a los cánones estéticos que este ha impuesto.
Curiosamente, la frase "hacerse el amor a sí misma" encierra una potencia poética indiscutible. ¿Acaso hay algo más necesario que aprender a amarse a una misma? Este gesto, lejos de ser un defecto, es un poema. La escritura, especialmente la escritura poética, es un espacio de autorreconocimiento. En esta perspectiva, el verso íntimo no es algo menor ni banal, sino un acto de amorosa identificación.
Poetisa, Poetiza, Poeta: Diferencias y Significados
Estos años ha surgido una variante: "poetiza". La aparición de esta forma sugiere un deseo de resignificar la relación entre las mujeres y la poesía. "Poetiza" proviene del verbo "poetizar", que implica la acción de crear poesía. No solo se designa a la que escribe, sino a la que activa, la que articula, la que transforma la palabra en acción. Esta forma ha comenzado a utilizarse por nuevas generaciones, quizás buscando distanciarse de la carga histórica de "poetisa" y apropiarse del lenguaje con nuevas significaciones. La poeta en este término no se limita a escribir, sino que crea una transformación.
El Amor por la Palabra
Negarse a ser llamada "poetisa" no es gramatical, sino un acto de amor por la palabra, por su historia y su poder. La poesía nos ha enseñado que las palabras nunca son inocentes. Todas tienen una memoria, una historia de uso y una carga simbólica. Hoy más que nunca sabemos: cada palabra importa.
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